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     "Tengo 73 años. Ahora estoy jubilado. El trabajo en el campo está cambiando. Antes uno se quedaba en las estancias y trabajaba todo el día, no había de ocho horas ¿Cómo se le iba a decir al patrón que no se quería salir a hacer alguna tarea? Salíamos a las 3 o 4 de la madrugada y volvíamos de noche, era duro. Pero uno tenía amor por el campo, ahora los gurises trabajan, porque es lo que hay, hacen changas, pero no tienen amor, no les interesa el campo.

     Ahora hago changas, a veces alambro, me aburro en casa sin trabajar, además hay que pagar las cuentas. Trabajé más de cuarenta años en estancias y cobro una jubilación de 10.000 pesos, y arranqué hace muchos años con 3.000. Creo que es una vergüenza, porque uno dio todo siempre por los lugares que estuvo. No había de feriados, de ocho horas, de ver a la familia ¡Cuántas cosas nos perdimos!

     No puedo creer que hay gente que dice que da para vivir con esa plata".