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Cuando pase la tormenta

    Refugiado,  protegido, esperando que diluya la tormenta. Todo pasa, pasa y queda en  una habitación en penumbra. En la calma habitando lo ominoso,  conviviendo con el miedo, aferrado a la llama que no marchita. Simbiosis  de sombras y sol, apagado, centellante, luminoso; dormido en los  pastizales, somnoliento en el río, insomne en el bullicio. La moneda  gira deambulando con la suerte y el azar, la turba silenciosa espera que  el haz de luz haga combustión. Arderá, arderá sin control, entre tanto,  mirando desde el limbo las historias que pasan.

Cuando pase la tormenta

©  Aníbal Nario

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